El uso común de la salvia es la limpieza etérica de los espacios. Desde los tiempos remotos, los nativos de los pueblos norteamericanos utilizan la salvia blanca seca como incensación. En esa tradición ancestral, el humo de la salvia blanca tiene como propiedad de bendecir el hogar, disipar las energías negativas y las influencias nefastas.
La salvia, es quemada para dispersar no solamente las vibraciones inapropiadas y los espíritus malignos pero también para que los seres benéficos permanezcan en nuestro entorno y nos protege de esas vibraciones o para atraer espíritus benéficos al espacio ritual, así como para limpiar los chakras y para protección antes de comprometerse en rituales o sanaciones.
De mismo modo, los indígenas mazatecos de Oaxaca la han usado tradicionalmente de manera ritual y terapéuticas, tanto en ritos adivinatorios como de curación de problemas digestivos, dolor de cabeza, reumatismo y anemia. Su consumo habitual potencia la intensidad de los sueños y ortega lucidez y claridad mental y permite así de solucionar los problemas de momento.
En Europa se utiliza también la salvia para ahuyentar las malas vibraciones. Su nombre proviene del verbo latino «Salvare», salvar, debido quizás a la multitud de usos terapéuticos de la Salvia y estaba considerada por los romanos como «herba sacra» (hierba sagrada). A este fin, se quemaba un puñado de hojas secas de salvia, procurando esparcir su humo por todo el lugar que se deseaba limpiar, mientras se pronuncia una simple oración.
En la regiones mediterráneas, se conoce especies de salvia – Salvia officialis y Salvia sclarea, o más comúnmente conocida como romana. Sin embargo la salvia blanca norteamericana- Salvia Cimarrona, variedad originaria de América del norte y central, suele ser considerada como la más potente al nivel energético.